octubre 16, 2015

Barcelona: música para mis oídos


Barcelona inspiraUna amiga mía, buscando un nuevo rumbo, me dijo un día: “no sé lo que quiero pero me voy a Barcelona a pensarlo frente al mar”. Me pareció un poco exagerado pero en cuanto pude fui a visitarla para entender el porqué de su decisión.
A través de la experiencia que te voy a contar vas a encontrar links para escuchar los sonidos de Barcelona. Si alguna vez fuiste, seguro, los vas a reconocer.

La ciudad bulle pero no grita

Apenas bajada del avión y llegando a Plaza España con el bus oficial del aeropuerto noté algo: no se escuchaba ni una sola bocina a pesar de estar en plena hora pico de un día de semana. Sólo se escuchaba alguna bicicleta o ciclomotor de vez en cuando. Nada de gritos, motores o bocinazos. Lo único que logra alterar a la ciudad entera es cuando gana el Barça, nada más. Empezaba a sospechar que los catalanes saben vivir la vida y que no se van a volver locos por llegar cinco minutos antes a las próximas tapas. (porque, convengamos, esa gente vive de tapas, jajaja). Era el nivel de orden justo que iba a buscar, para descansar un poquito del caos de Buenos Aires.

Entender el catalán: una misión no tan imposible

calles de BarcelonaAl entrar al metro también me sorprendió que lograban comunicar las estaciones y el cierre de puertas sin lastimar el oído; el subte de Buenos Aires es mucho más ruidoso. Durante mi estadía en Barcelona me divertí jugando a entender los anuncios en catalán en el transporte público o en los museos. Te sentís un groso porque se entiende casi todo. Pero un diálogo entre dos catalanes ya no es tan sencillo de seguir…
De todas maneras, no escuché tanto catalán como me imaginaba. Se comenta tanto que te hablan todo en catalán aunque no entiendas, que iba con miedo. Pero no sólo escuchaba a los locales hablar en castellano (al menos por la calle), sino que además nadie me hizo pasar ningún mal momento producto de su nacionalismo. Pero hay un dato clave por el cual se entiende por qué Barcelona es considerada una de las ciudades top del mundo: por sus calles se escuchan tantos acentos como por las calles de New York. Por la calle se escuchan miles de idiomas, especialmente el italiano. Me parece que debe haber más italianos que catalanes en la ciudad...

Los bares, centro de la vida social

En BCN la gente sale. Mucho. Los lunes, los martes, los miércoles… y así. Y lo que vi (o escuché) yo es gente sentada en las mesas de los bares al aire libre relajada, hablando de la vida. Los diálogos no contienen drama, los que dialogan no están exaltados, los amigos no se están poniendo al día después de no verse por una semana. Parecen charlar los pequeños detalles de la vida, del aquí y ahora, como continuando la charla de ayer.

Los sonidos de la playa

Cuando se trata de la playa, en BCN hay dos sonidos clave: uno, el ir y venir de las olas. El otro, los “pakis” que interrumpen charlas al grito de "cerveza - agua - bir" (léase beer, cerveza en inglés).
Los pakis son todos aquellos provenientes de Pakistán (o no. Si tenés la piel oscura, no hablás bien castellano ni catalán y tenés un minimercado o vendés cerveza en la playa, sos Paki). Al principio me chocó esta estigmatización, pero después recordé que en Argentina cuando vamos al super vamos "al chino", y se me pasó la moralina.
Fuera de eso, las playas no son ruidosas. No hay gente gritando de lado a lado de la sombrilla por un sándwich de milanesa, ni escuchando música al palo. ¡Ni siquiera ladran los perros! Conclusión: los argentinos somos muy ruidosos… #chocolateporlanoticia

Sonido divino

De todos los sonidos que me traje de BCN, hay uno que no puedo quitar de mi cabeza. Quizás no sea el más lindo, ni el más relajante pero es un sonido que esperé mucho tiempo para conocer. Deseé por 20 años visitar la Sagrada Familia, la increíble obra de Gaudí que, se estima, estará terminada para 2026 (la construcción comenzó en 1882, vale aclarar).
Todavía recuerdo el murmullo constante dentro del templo y, a pesar de que recorrí el interior, el exterior y las torres quiero volver a escuchar ese sonido. Mientras tanto, comparto un brevísimo y caserísimo video de cómo se baja por las estrechas torres de la Sagrada Familia:




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