octubre 23, 2015

BCN, en la nariz y en el corazón


Si bien Barcelona te conquista a través los ojos y las papilas gustativas, según dicen los expertos los olores son la sensación más directamente ligada a la memoria. Y extraño. Extraño Barna. Así que voy a rememorar lo que olí durante mi estadía, para mantener vivo el recuerdo hasta que pueda volver. Anticipo: no todo huele bien en BCN.

Las cocinas del mundo en una sola cuadra

cocina de BarcelonaSegún circuló en los medios (y nunca se pudo confirmar), cuando llegó a España junto a su marido David Beckham, dicen que Victoria Beckham dijo: “España huele a ajo”. Se armó un escándalo... No puedo darle la razón a Victoria pero tampoco desmentirla abiertamente. Suceden dos cosas: es verdad que en la cocina española (y en la catalana) se usa mucho el ajo. Y, además, no tengo ningún problema con el ajo. Ajo, te amo.
Pero para ser más precisos, las calles de Barcelona pueden oler a todas las cocinas del mundo a la vez. Una tan sólo 100 metros podés oler pescado frito, comida árabe, comida china, paella y café. En BCN, a diferencia de otras ciudades, el olor a comida no me sorprendía en cualquier lugar y horario saliendo de un puesto callejero. De hecho, ahora que lo pienso, no recuerdo haber visto gente comiendo mientras camina o viaja en transporte público, algo más habitual en algunas ciudades latinoamericanas. Los olores salían siempre de locales de comida, en general ubicados medio juntos en alguna zona determinada. Si vas por las callecitas angostas de El Raval seguramente huela a kebab, ya que en ese barrio se aglutina una gran comunidad del medio oriente. En cambio, si caminás por el Paseo de Gracia a la mañana o a la tarde, seguramente huela a café express.

El Gótico y sus “fragancias”

olores de Barcelona
Había visto programas de televisión donde los catalanes se quejaban del olor a pis del Barrio Gótico, que todas las noches veía sus angostas, oscuras y antiguas calles convertidas en baños públicos gracias a la cantidad de cerveza expendida por los bares y la desfachatez de los turistas.
En mi segunda noche en la ciudad terminé caminando por el Gótico casi sin planearlo. Apenas empecé a recorrer esas callejuelas centenarias no dejaba de pensar: guau, finalmente estoy acá…. Y en el medio de ese pensamiento me acordé: ¡el olor! ¡Tengo que prestar atención! Agudicé todos mis sentidos (mientras no le aflojaba a la charla con mi amiga, claro) y empecé a comportarme como un perro sabueso. Finalmente, después de buscar con mi nariz un rato, apareció el olorcete, sobre una callejuela que ya habían baldeado. Así que doy fe. No es una cosa insoportable, no se extiende a todo el Gótico, pero en algún rinconcito pueden aparecer las evidencias de los efectos diuréticos de la cerveza.

Sigamos escatológicos

olores de Barcelona
La playa de Bogatell, que pertenece al barrio de Poblenou (donde me hospedé), es sencilla pero tiene todo lo necesario: arena, sol, mar… No podía creer que una playa linda (hay mejores, obvio) fuera donde desembocan las cloacas de la ciudad. Quizás eso explique el mal olor que puede sentirse en algunas zonas, con mayor claridad en Poblenou. Pasa que en esa zona de la ciudad la pendiente es menor y la red, además, es ya bastante antigua, de modo que es mucho más fácil que los residuos se sedimenten y causen malos olores.
Creo que desde 2006-2008 hay planes del Ayuntamiento para solucionar este hediondo problema. Muchachos, les aviso que en 2015 el problema sigue sin resolverse eh? De hecho, si no huelen las cloacas huele el camión atmosférico, que a su paso soluciona un problema pero crea otro. Al camión sí que es imposible ignorarlo. Te sorprende en cualquier calle y horario y no pasa desapercibido…
Pero mirá si será linda Barcelona, que hasta se le perdona que a veces huela un poquito mal.
También hay que entender que este es un problema que enfrentan muchas ciudades de Europa que, con más 500 años de historia encima, tienen el desafío de proveer servicios para poblaciones mucho más grandes que cuando fueron creadas. Dicen (no me consta, yo no había nacido) que los primeros rastros de población encontrados en la zona del Raval datan del Neolítico (5.500 a.C., año más, año menos). Así que imaginate la historia que tiene la segunda ciudad más poblada de España… Igual, aclaro por las dudas: las cloacas no datan del Neolítico, eh? Nunca falta el que pregunta...

Olor a Mojito

Mojo
Sí, ya sé. Te imaginaste el famoso trago cubano y pensaste que no tiene un olor muy característico, salvo por las hojas de menta. Pero no, no me refiero a eso.
Me refiero a Mojo, un perro catalán, que ansiaba conocer desde Buenos Aires. Sí, viajé más de 10.000 km para conocer un perro. Bueno, no exactamente, pero casi.
Y la verdad es que esto es una experiencia 100% personal que no vas a tener, salvo que conozcas al Mojo. Antes de conocerlo y por su cara de vago, me imaginé que tendría “olor a perro” . Y así fue, Mojito no me defraudó. Muchos dirán: ¿y a qué otra cosa podría tener olor?. Pero entenderás que cuando uno extraña a alguien, extraña todo, hasta su olor. Y yo extraño varias cosas de Barcelona, incluido el olor a perro de Mojito.


Fotos: @LadyMik


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